¡Hasta los … de lo políticamente correcto!

De verdad que me lo he pensado antes de escribir esta entrada.

Mucho, pero mucho, mucho. O como diría un amigo mío, «Muncho», con n, que es un plus, que es un mucho más grande, que es la rehostía de mucho, me he pensado si compartir, o no, esta historia, este hecho o sucedido.

Pero al final, tengo que compartirlo.

Aviso para las personas sensibles, esto me ha pasado realmente. Lo juro por Snoopy si es necesario. Real como la vida misma.

Os pongo en antecedentes y cuento la historia, tal cómo pasó. Para hacer algo de ejercicio, soy de los que utilizan las escaleras todas las veces que puedo, en lugar del ascensor. Vivo en un cuarto, y tengo el coche aparacado en un sotano. Subir, si voy cargado no, pero bajar, casi siempre por las escaleras. Pues bajando estaba, cómo si tal cosa una de estas ultimas tardes, tan ricamente. En la planta cero, la de la entrada del edificio, mi acceso al sotano, dónde estaba esperándome tranquilamente mi coche, está justo enfrente de la puerta de los ascensores. Hasta aquí, todo normal, ¿Verdad?

Ahora, imagínense la escena. Esperando para subir en el ascensor, un matrimonio joven, normal. Como cualquier pareja joven. ¡Perfecto! Pero, tenían un cochecito de niño. Llevaban una niña pequeña. Una niña preciosa. (Sé que quien me conoce, sabe que jamás de los jamases diré que un/a niño/a pequeño/a es realmente feo/a. ¡Lo siento! Lo llevo mamado desde crío, para mí todos los niños son preciosos, por feos que sean, ¡Que se le va a hacer! todos son guapísimos! ¡Os pongáis como os pongáis! Pero es que en este caso, la niña es una ricura, simpática y me recibió con una sonrisa de esas que sólo los niños/as inocentes te saben dedicar.)

Os estaba explicando que la niña, por cierto, preciosa, estaba esperando el ascensor, mientras yo abría la puerta que da acceso al garaje. Doy mi preceptivo, «Buenas tardes» a lo que me contestan cortésmente la pareja adulta. La niña, preciosa como decía, me sonríe de esa forma que sólo saben hacer los niños con arte. Cómo sabe como llamar mi atención, no puedo dedicarle nada más que una frase para ella. Se me ocurre la siguiente:

  • ¡Buenas tardes, joven!

La niña me devuelve una sonrisa, parece que quiere decirme algo, pero es muy pequeña para contestarme y que yo reconozca lo que me dice.

Hasta aquí, todo iba bien. Yo pensaba que había sido un cruce normal entre vecinos, en el que había intervenido una pequeña simpática y graciosa. Pero, abriendo ya la puerta de acceso al garaje, escucho, como en tono severo y serio, su padre me dice. lo juro, fue asi:

-¡Jovena!

Juro que al corregirme de esta manera, me quedé por una fracción de segundo parado. Miré a la madre que tenía una cara de asombro, muy similar a la que pondría yo. Pensé en decirle alguna respuesta, pero recordé que la niña no tenía la culpa de que su padre fuera tan …. cómo demostró ser, y no quería dejarla confundida en una edad tan crucial para su desarrollo. De manera que finalmente decidí callarme, tragarme una respuesta para aquella palabra, que por otra parte, por mucho que la busque en el diccionario, no existe.

De manera que allí estaba yo, a punto de soltar una barbaridad por mi boca ante semejante corrección, mientras me dirigía a mi coche. Oiga, que si me tiene que corregir, por algo que he dicho mal, o simplemente, por que diciéndolo de otra manera está mejor, no sólo acepto su corrección, es que me alegro de aprender a comunicarme mejor, pero que me suelten una tontería como esa y se quede tan tranquilo, como que me escuece.

¿Que habría hecho usted en este caso??????

Sinceramente, espero sus respuestas, vivo en un sin vivir en mí.

6 Comments

  1. Pues ese padre es tremendamente gilipollas, y te lo digo yo que soy tremenda y radicalmente feminista. Pero lo que no es, pues no es. Esperemos que la niña tome más como referente a la madre.

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      1. Bueno, ahí la cosa cambia. No es lo mismo llamar joven a una niña o a un niño, que es una palabra de género neutro, que dirigirte a cualquiera de los dos con una palabra que conlleva muchas otras cosas.

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