Nada es lo que parece

Me han pedido que suba otro de aquellos relatos perdidos que escribí alguna vez. Muchos los perdí para siempre hace tiempo, pero alguno he podido localizar. A ver que os parece este, seria interesante que comentasen su opinión. Gracias de antemano.

NADA ES LO QUE PARECE

  • ¡Calla!

 Le dijo, en lo que parecía un grito ahogado, directamente en su oreja. La niña le escuchó, entendía perfectamente que su vida dependía de cumplir las ordenes que aquel desconocido le susurraba a gritos en su oído, si no hacía lo que le decía, moriría. Aún así no podía dejar de temblar, sudar y llorar desesperadamente. El desconocido la tenia fuertemente agarrada, él estaba sentado, ella, pequeña e indefensa, también permanecía sentada, acurrucada entre sus piernas. El desconocido hacía fuerza con todo su cuerpo, impidiendo que la niña pudiera moverse, permanecía sentado mientras sus piernas atenazaban el cuerpo de la pequeña evitando cualquier movimiento de esta. Con su brazo izquierdo pegaba el frágil cuerpo contra el suyo mientras su mano derecha tapaba su boca, intentando que los gritos desconsolados y de angustia de la niña, no fuesen escuchados y poder mantenerse a salvo, sin que pudiesen encontrarlos. Las lágrimas recorrían constantemente el joven rostro de la niña, su miedo se había transformado en pánico hacía tiempo. A pesar de la fuerza con la que le atenazaba, no sentía dolor, su mente sólo quería salir de aquella situación como fuese. No entendía nada, jamás se había enfrentado a nada parecido. Hasta aquel momento su vida había transcurrido con normalidad. Salvo aquello que pasó de pequeña, cuando su padre decidió abandonarlas porque decía que no podía aguantar más a su madre. Su vida había sido muy parecida a la de cualquier amiga suya. Eso sí, echaba de menos las visitas de su padre. Últimamente lo veía a escondidas, durante algunos recreos. Siempre le decía que estaba intentando verla más veces, pero no le dejaban. Ella no entendía nada. ¿Por qué no podía ver a su padre?

Un ruido cerca de ellos les puso más en tensión, si eso fuera posible. Él no quería que los encontrasen, en su mente intentaba hacerse pequeño, a la vez que impedía que algún movimiento o ruido de la niña delatasen su posición, forzando a que los encontraran.  A lo lejos se escuchaban varias sirenas que parecía acercarse a aquel domicilio. ¿Cómo era posible que un día tan simple y agradable se hubiese complicado hasta aquel punto? Recordaba lo que hacía unos minutos antes, cuando no había ningún peligro. Se tomaba una cerveza bien fría con sus compañeros de trabajo. Se la merecía después de una dura jornada.  Al salir del bar, tomó una decisión que cambiaría el destino de algunas vidas. Entre ellas, la suya. En lugar de tomar el autobús, volvería a su casa caminando, no estaba tan lejos y hacia un tiempo muy agradable. Tampoco le esperaba nadie, de manera que comenzó a caminar con tranquilidad. Siguiendo su misma dirección, una niña pasó a su lado corriendo. Llevaba un sencillo vestido rosa que parecía bailar con ella cuando corría. Su bonito pelo moreno estaba recogido en dos colas adornadas con lazos a juego con su vestido. Su mirada no podía abandonar a aquella niña. Inocente, feliz, despreocupada. Eso provocó una leve sonrisa en su rostro. De pronto la niña desapareció de su vista. Acababa de entrar en una casa cuya fachada daba a aquella calle. Al pasar frente a la puerta, se dio cuenta que la puerta estaba abierta, no era su primera intención, pero no pudo evitar mirar hacia dentro, la niña le estaba haciendo gestos. No la entendía bien. Parecía llamarle, invitarle a entrar. No sabía si debía hacerlo, pero estaba tan prendado de aquella niña, que sin darse mucha cuenta de lo que hacía, se acercó a ver lo que quería. Ella le tomó la mano.

  • ¡Ven! ¡Por favor! — Le susurró.
  • ¿Qué pasa? — Como si fuera un juego, él también le contestó en un tono muy suave.
  • ¡Mi papá no está bien!

Tirando de su mano, la niña llevó al desconocido hasta el interior de la vivienda, reconoció que entraba en el salón comedor, que estaba sumido en una extraña penumbra, al tener las persianas bajadas. Mirándole con unos enormes ojos claros, que comenzaban a llenarse de lágrimas, la pequeña señaló algo que el hombre no reconoció en un primer momento. Dio un pequeño paso hacia delante, forzado por la menor, descubriendo, con horror, que aquel bulto deforme era un cuerpo humano, su cabeza estaba destrozada.

  • ¡Este es mi papá!
  • ¿Seguro?
  • ¡Sí!

En ese momento, detrás de él, se escuchó cerrarse la puerta de entrada. Él estaba protegido por la oscuridad del comedor, pudo ver que quien cerraba la puerta era una mujer con un hacha ensangrentada en sus manos. Desde el fondo del pasillo, escuchó la voz de aquella mujer.

  • ¡Cielo! ¡Ven con mamá! ¿Sabes que ha venido tu padre para llevarte con él? ¡Dice que tiene una orden de un juez! ¡Que estoy loca, dice! ¡Ven tesoro! ¡Tranquila, ya me encargaré yo de que no te vayas con él!

El hombre cogió con todas sus fuerzas a la niña, aquella habitación no tenía mas salida que la puerta, las persianas estaban bajadas, imposible huir por las ventanas, buscó algún escondite,se la llevó intentando no hacer ruido, detrás de un sillón que estaba en una esquina de la habitación, ayudando a cubrirse también con unas cortinas, tiró del sillón intentando que no descubriera que en el espacio entre el asiento y el rincón estaban escondidos. La niña seguía llorando y temblando de miedo. Él le apretaba su pequeña boca buscando que no la escuchase. Los pasos silenciosos de la mujer, los percibía cada vez mas cerca. El también tenía lagrimas surcando sus mejillas. El terror se había instalado en su cuerpo. Unos gritos, que provenían de la calle, paralizaron un instante a la mujer. Ella levantó el hacha asesina, sin tener muy claro donde iba a asestar el golpe. Se escuchó unos golpes en la puerta, seguidos de uno mayor que rompió la misma. Los gritos de la policía activaron a la mujer, esta comenzó a golpear con el hacha el sillón, al segundo golpe descubrió que aquel era el escondite de la pequeña, no esperaba encontrarla abrazada a un hombre, pero eso no cambió sus intenciones. Levantó el hacha y asestó un nuevo golpe. El desconocido vio venir el gesto de la mujer, girando su cuerpo hacia el lado derecho, evitaba que el afilado metal acertara a la pequeña. Un disparo retumbó en la habitación, el cuerpo de la mujer se sacudió al recibir el impacto. El movimiento que había comenzado, siguió progresando, la hoja cortante siguió avanzando hasta alcanzar la espalda del hombre. Este gritó de dolor, sin dejar de abrazar y proteger a la pequeña. Antes de que pudiera darse cuenta de nada más, perdió el conocimiento.

Espero que les haya gustado, me gustaría conocer su opinión, comenten. Gracias

3 Comments

  1. Hola sólo tengo una palabra fantástico deseando seguir leyendo como siempre ya cuando veo k as publicado algo inmediatamente lo leo no vaya a ser k luego no lo encuentre un saludo que pena que hayas perdido algunos cuidate

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  2. ¡Fantástico! Sabes mantener la atención del lector, hay suspense e intriga. A mí me gusta que sea la narración más fluida, quizás con párrafos cortos no resultaría tan espeso. Cuida no repetir las palabras, ella, la niña, …te aconsejo que busques sinónimos. La aparición de la policía es oportuna pero quizás tendría que aparecer el aviso. Bueno, me gustó. Pienso leerte más.

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